Piel presencia
I
Alguna vez dije, repetí, escuché:
la piel tiene memoria,
sé que la tiene porque al alba
cuando de pronto te encuentro entre las sombras
se enciende la llama del ayer
soy náufraga buscando su panga en altamar.
II
Supe de la casa hecha con piedras del pueblo
con los durmientes del erario público
me recordé arena sobre tu piel
soñé con trenes
se alejaron lentos esperando.
III
Nuestra desnudez abrasaba
cada centímetro éramos furia de centauro
curva, paisaje novedoso
luz que develó la oscuridad
sonrisa, mano que saluda
sé que nos amábamos en la osadía del otro
ese vernos correr por el valle descubriendo el mundo
viaje a toda hora
andar entre murallas, torres, museos
de prisa con la mochila al hombro
y un boleto de tren
hacia donde todo sucede desde el árbol
hacia la voz milenaria de los dioses
hasta sabernos y olvidarnos
en algún rincón de la última ola visitada.
Miro atrás con una sonrisa que borra el dolor de la ausencia
la luz se aclara
los pasos del que sueña son ya sueño.
V
En medio del desierto
añoré tu voz, tu rosto estremeciéndome
el recuerdo
se fue borrando volutas de arena
fue polvo rojo colgando de la nada
sin una identidad;
pero la piel tiene memoria
me descubrí gimiendo entre las dunas.
VI
Me pregunté ¿quién era la presa?
siempre andaba corriendo hacia el último tren
boleto en mano
las tardes se iban en la lluvia de los cuerpos
la piel danzaba un viaje
siempre humedad,
sal,
aventura
fuimos agua que acarició sus orillas
cazadores y presa
sé que desnudos nos abrazábamos a esta tierra
vivimos
un viaje sin boleto de tren.
VII
Nos comimos el polvo de las ciudades de los pueblos
caminamos descalzos bajo árboles llorones
sobre el musgo verde de las piedras,
bajo el naranjo llegó la furia de los besos
nos abrazó la tierra cuando el grito
y sus luciérnagas
dibujaron vehementes la orilla de los cafetales:
nos fundimos en el paisaje de luces diminutas.
VIII
Aquél camino de az(h)ar nos inundó
tendidos entre lajas
nuestras curvas eran paisaje
lluvia de agua
incandescencia, risas
fuimos infantes en la poza.
(Después del hambre, 2017)
Isolda Dosamantes (Tlaxcala, México; 20 de julio de 1969). Poeta y académica. Es maestra en Creación y Apreciación Literaria (Casa LAMM), especialista en Literatura Mexicana (UAM) y el Diplomado en Creación Literaria (SOGEM).
Entre sus libros destacan: Después del hambre, Argentina, Lágrimas de Circe, 2017 (Premio Internacional de Poesía, Hacía Ítaca 2017), Apuntes de Viaje, México, PRAXIS, 2012 (Premio de Poesía Editorial Praxis 2011); Paisaje sobre la seda, México, Verso destierro, 2008 (Juegos Florales Nacionales de Guaymas, Sonora) y Altura Lustral. Sinaloa, UAS, 2000. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, chino y portugués; así como publicada en antologías, periódicos y revistas nacionales e internacionales.
Actualmente es Directora de la Galería Casa de la Nube, donde además imparte su taller de poesía.
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