Recital Internacional


http://www.piedradetoque.mx/articulos/076-casa_de_la_nube-cuatro_poetas.htm

Y Gabriela Conde se estrenó como poeta

José Luis Puga Sánchez
 
    
 
 
Manifestación en 1968 a favor del uso de la minifalda

Fueron tres trabajos poéticos maduros, con dominio sólido de los tiempos, de los ritmos, de la métrica… pero sobre todo absolutamente seguros de sí, de lo que buscan y de lo que encuentran. Isolda Dosamantes, Sandra Galina Fabela y Zachary Jensen hicieron de la noche en la Casa de la Nube, una catarsis.

Pero fueron cuatro las lecturas. La cuarta fue un bautizo, una presentación en sociedad. Gabriela Conde, veterana ya en el trabajo prosístico fincado en el cuento y en el ensayo, este día se inauguró como poeta. Públicamente perdió su virginidad poética.

Él, hombre solo, es un californiano que apenas mastica el español, pero a través de la voz de Gabriela Conde pudo hacer llegar su mensaje, sus emociones…


Estoy aquí en el fin del mundo,
en el final de todo,
y tú no estás.

Camino a través de la lluvia
mientras la gotas cortan y golpean mis ojos
y mi cara quemada por el viento
envuelto en los restos de refugios
que algunas vez fueron usados por las familias
para brindar el ocio y confort que ahora están en ruinas

más allá de los ruinosos pájaros
cuyos días de vuelo hace mucho quedaron atrás,
antes de que me diera cuenta que también podía volar
hacia los peces aplastados
que pese a su esfuerzo y desesperación
por nadar contra la corriente del tiempo,
se han convertido en parte de la costa.

Hacia las aguas donde me sumerjo en el bello y desolado paisaje,
miro las espinas diminutas que flotan alrededor de mi cuerpo,
donde las olas se rompen contra mi rostro y me tiran hacia abajo.


Ella es poblana y es tlaxcalteca por igual. Su tiempo pendular la construye y la disuelve aquí y allá. Sandra Galina ve desolación en su entorno. Hija de la modernidad, conoce diáfanamente de la violencia, de la deshumanización, de la desesperanza. Y a esa penumbra canta, ahí se revuelve, desde ese páramo grita su desfallecimiento…


Para cruzar el horizonte,
es válido subir la cumbre entre cascadas pétreas
donde el mar es río y el pensamiento un ancla tibio
que circunda danzante sobre una fogata estelar.

Todo es posible
tras respirar la bruma y vestirse de rocío
y vuelvo pájaro fantasma
que atestigua la destrucción del mundo.

Veo buitres alimentarse de la inanimada ausencia de los muertos,
de sus sueños, de la sed púrpura que anega sus fosas clandestinas.

Lágrimas de fuego incendian mis alas,
al contemplar la deforestación del mundo.
El extinto trinar del mirlo hace notorio el silencio.

Los océanos son ahora tierra quebrada,
donde fósiles marinos testifican contra el hombre.

Gaby finalmente extendió sus alas y quiso probarse en nuevos vientos. Gabriela Conde Moreno es ya un nombre consolidado en el cuento y en el ensayo, pero la poesía era solo una luz en la vera del camino… y un día se detuvo y de sus cuadernos hizo brotar la rima. Se manifiesta aún insegura. No tiene clara la calidad de sus versos… pero se decidió y pisó frescos prados….


Lo que el libro albergará,
después de nuestra mudanza,
también es oscuro para el libro.

La fe no descifra brújulas.
El conocimiento nos salva.
Nada clama amor a nuestros días.

Solo es un fingimiento de naufragios,
juego de quien habla para aprender a morir a tiempo.


Ella tiene ya las muescas de mil caminos. Isolda Dosamantes presume foros y premios, pero esa presunción se apuntala con el trabajo. Y su trabajo se viste de vivencias, de su experiencia, de aquellas cosas que se prenden de su piel…


El camino andado está y quisiera volver hacia algún punto,
hacia el lugar donde perdí la fuerza.
Quisiera tener voz y gritar a cuatro vientos mis canciones,
facilidad para ir a algún sitio.

Quizá el duende me adoptó,
la musa esté enojada,
el ángel ocupado y la diosa,
la blanca mujer omnipotente,
emigra desde allá,
desde occidente,
con lástima de mí,
por mi silencio.


Y la galería Casa de la Nube nuevamente se pobló de voces, de furia, de insatisfacciones. Cuatro sensibilidades tejieron un grueso y colorido ropaje con el que envolvieron a los presentes.

Isolda Dosamantes ha sabido aprovechar la beca que la galería recibe del Fondo Nacional para la cultura y las Artes (Fonca), de la Secretaría de Cultura, y ofrece ahora un espacio de verdadera consolidación para la palabra y la imagen.




contacto: piedra.de.toque@live.com

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