Poetas luz desde el-inframundo: Isolda-Dosamantes

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Nació en Tlaxcala, México, 1969. Poeta y Académica. Es maestra en Creación y Isolda Dosamantes
Apreciación Literaria (Casa LAMM), Especialista en Literatura Mexicana (UAM) y tiene el diplomado en Creación Literaria de la SOGEM. Fue becaria de la Fundación Alberti, del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Tlaxcala y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en su programa de Apoyo a Proyectos. Entre sus libros publicados destacan Apuntes de viaje, Praxis, 2012, Paisaje sobre la seda, Verso destierro, 2008 y Altura Lustral. Fundación Navachiste, 2000. Desde 1997 se ha dedicado a la docencia en el Centro Cultural la Libertad, la Universidad Autónoma de México (Ciudad universitaria, Taxco y Canadá), las universidades chinas de Hunan y Pekín, la Escuela de Escritores de la SOGEM. Actualmente es directora de la Galería Casa de la Nube en Tlaxcala, México; donde además imparte su taller de poesía.
Luz desde el Inframundo. Revista electrónica de Poesía, le da la bienvenida entre fanfarrias a la poesía de Isolda Dosamantes.
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CUBÍCULO 13

A mis amigos de Santa Martha
Cada vez hablo menos y menos tengo que decir. Estoy en una tumba sin tiempo, en un sepulcro que me aprisiona con sus ángeles diurnos. No es que me moleste estar encarcelada doce horas en un edificio de cemento, es más bien la certeza de que después no hay nada. Es el saberme vacía en medio de la urbe donde la indiferencia te lleva al destierro de ti mismo.
La noche se va cerrando, se va cerrando ante mis ojos, las nubes lo invaden todo, las estrellas desaparecen con la luna y busco, busco por todas las calles y nada sucede en este instante.
Quizá con respirar es suficiente, quizá no hay nada nuevo en la esquina y quizá somos estatuas de cemento en los panteones.
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En la cantina
Bastó con iniciar el ron primero
una copa tras otra,
carcajadas,
un día sobre otro en otra cama,
una cerveza en la mañana,
un caldo para calmar la sed,
a la cantina,
un bolero de José Alfredo,
flores para la culpa,
cochecitos de carreras,
platicar con las banquetas,
un vaso más de ron y otro mañana;
una boca que pasa sus labios sobre tu rostro
otro ron y desvestirse en el disfrute de los cuerpos
que dan pena de tan torpes que caminan.
Paisaje sobre la seda, Verso destierro, México, 2008.
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Brujería
Cuando te nombro
caen una a una estrellas verdes
una cana, dos, diez años,
retoño de los sueños
veinte años y regresas.
Te escucho pintadas las ojeras.
Caminaríamos una calle juntos
si no fueras aceite que quema y se consume.
Del barro nos fundimos espirales
las sábanas de hotel
se agitan a distancia.
Eres sólo un mal día
dolor de espalda
un peso que no quiero tener.
Con este conjuro te ordeno que te vayas.
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La sombra
Quisiera ser el pincel que tienes en la mano
sentir tu excitación sobre algún lienzo.
Hoy estabas ahí como un fantasma
dibujando con tinta mi entrepierna
peces algas surgían de tus trazos.
Era un ritual que brotó lento
un manantial
entre unos labios que juegan a besarse.
Hoy tu voz era el grito nocturno de las aves
graznido en medio de la noche
luz que atravesaba mi ventana.
Hoy fuiste el eco de la noche
un viento frío que calmó el verano
de mi piel hecha volcán.
Fuiste el eco y la sombra
que al abrir los ojos se había esfumado.
Aún queda el aroma de la tinta bajo las sábanas.
Sábanas tejidas con la seda del recuerdo.

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VOLVER A LA INFANCIA

                    A Gabriela Salazar y la pequeña Camila.
Donde el viento es lluvia resucitas
desmoronas la caracola del tiempo
atraviesas el mundo con el febril silencio de la niña
desenredando la trenza de los años
deslizas tu destino a cada paso.
Entre el cabello y el viento
crece la luz de tus pupilas
crece el canto, la espiral
la nocturna sonrisa de la madre
en la espera del llanto de su hija.

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DANZA MAYO

Al venado de la bahía.
Danza bajo la luna
su pie tiembla: venado en salto nocturno,
su cuerpo: canto,
sombra de luna emergiendo del viento,
su cabeza sigue el compás
del riel que forma la luna sobre la mar.
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SANTANA

A Efrén Minero
-La gente canta atrás del compás
de la rockola, un bolero, dos cervezas-.
Una guitarra suena bucólica
estremece sus cuerdas
y son trueno estridente
temblor de médula
gritos
el silencio del viento
las cuerdas
son la voz de la aorta
que enciende la columna.
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HASTA EL ALBA

Hablábamos noches hasta la primera luz,
puentes para la patria;
me mirabas los labios
escribía con mis pasos en la calle de Palma
nuevos proyectos para la tierra.
Bailamos La Zona Rosa,
cantamos Garibaldi, bebimos tepache.
De esquina a esquina nos llamaba el viento,
éramos dualidad, triada, quinteto,
nos multiplicábamos en Dolores comiendo chino
tejíamos palabras con sueños
testigos fuimos del amor salvaje,
cambiando de zapatos.
Iluminamos alcobas
fuimos fuego en oficinas burocráticas.
Hablábamos en los hoteles y parlamentos,
política, futuro y rock-and-roll
se han ido quedando en el olvido,
sueños huérfanos;
los alcanzó la muerte inesperada a manos de un sicario.
Quedan aún los que tejen palabras cual sombreros de paja,
como esta humilde testigo de la tierra.
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SAN FERNANDO

A Carlos Vázquez Flores, in memoriam.
Son días que se cruzan como gatos nocturnos
cabalgan por los senderos del abismo
por las rocas del silencio y los panteones
van al instante del adiós
a la mirada que encendió las brasas
a los callejones que devuelven la caricia
que se esconde en la piel.
Te descubro en la acera de enfrente
seguirte es el impulso de mis pies
sólo fantasmas.
Por los libros que se quedaron en herencia
hoy supe de ti y tus sueños regresan
a tararear en mí el murmullo del viento
a repetir tu nombre Carlos, y me ahogo al no saber
donde llevarte flores, dónde besar la tumba.
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CUENTOS DE NAVIDAD

A Severino Salazar, in memoriam.
En tu honor leo Cuentos de navidad
prendo un incienso,
cómo olvidar tu sentido del humor
y esa alegría que derrochabas contando historias.
Recuerdo tu viaje a Egipto
tus pasos en Portugal bebiendo vino
tus palabras llegaron a meterse tanto
que tengo las imágenes del viaje.
Huy, ya me puse triste.
Ayer te convertiste
en la estrella de tus libros de Reyes magos,
quisiera abrazarte
abrazar a los cofrades de cantina
pero estoy lejos.
Cuando regrese no estarás para contarte nada.
Me quedo con tu sonrisa en la memoria, con tus historias…
Me quedo con esa parte de tus ojos estrella.

Poemas de Ciudad Juárez IV

Poemas de Ciudad Juárez IV

Adelita, le tengo rabia al silencio de Isolda Dosamantes

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Adelita, le tengo rabia al silencio.

I
Cada hilo de agua es una mujer
la vemos con su vientre habitado,
con sus ojos nostalgia junto
y sus canas llenas de sabiduría,
la vemos en la tarde en que la lluvia le muestra de cara el desempleo
en la mañana de la muerte
                                               la guerra
                                                           las lágrimas de un niño.
Fluye su voz a la hora de ser madre
            en la caricia que derrama sobre su árbol
                        y cuando amasa las tortillas
                                   fluye como luz hasta quedar exhausta.
Sus brazos descansan en la tierra, borbotean
            se consumen al sol
en el intento de nombrar
busca en la aureola de sus senos
en su vientre poblado de caricias
en la lengua del hombre
busca en las letras la palabra
la voz que no diluya su cantar entre la bruma.

II
La mujer es agua        danza por la tierra
de gota en gota desvanece sombras
destruye el cerco que la viste
los pliegues de su falda
tocan la extremidad del viento
luego los hilos cantan
siempre de gota en gota.

III
Así de letra en letra
aparece danzando el huapango de la noche
gira en  medio de la guerra
con el aroma en la punta de la voz
con el rezo que nace de la pólvora
con el vestido negro a los dieciocho
aparece cantando la violencia
la mano en puño con la cuentas
de barro, aroma a rosas con sus cruces
lapislázuli en cuello,
lazo de suicidio en la escalera
los estudios son tizón bajo el comal
el mismo de la olla de frijoles
el de sabor a hogar que encendió la abuela.
En su murmullo cocina la clase de mañana
teje el arroz     lo  e s t i r a  para el hambre
se cubre con el tizne de la olla
vende sus letras          su sonrisa
su tiempo al tiempo de los otros
a veces vende su cuerpo o lo regala.

IV
El agua no está sola
            se cubre de sombras, se protege
porque la luna le grita por las noches
palabras de luz que deletrea:
es muro que viste al otro muro
ella fluye en los brazos de otras aguas
ella es él
somos río
con aguas agitadas
                                   que buscan transparencia.

Es fluidez que nace de sus ecos
es río en combate
se derrama en transparencia.

V
La turbulencia nace con preguntas primigenias
en la pendiente de los cerros
cuando los peces se mueren en la red
en la frontera ante el disparo de la migra
en el asalto a la mitad de la calle de su casa
en la jornada triple      en el ensamble
en la mentira del periódico
en la huella de un dedo democrático
en el sueño perdido entre fantasmas
en la espuma usurpada de caricias
                                               por las orillas de las sombras.

La turbulencia es huella
chubasco de poro en poro.


VI
El agua es piel            tiene memoria
de poro en poro
resbalan por su vientre
los paisajes
parpadean el grito de un lamento
            se desdoblan
                                   se funden
                                               son recuerdo
crecen en el aroma de la tarde.

Su piel vértigo
es una flecha
atraviesa su garganta.

VII
Fluye
danza de letra en voz
                        a través de los siglos
canta
el rosario alegre del comal
el de las cuentas negras del combate
busca a sus peces atrapados
grita
el grafiti de Colombia,
la Plaza de Mayo,
el charco de sangre en la Huasteca,
las calles de Oaxaca
grita una mujer llamada Tierra
se escucha su eco
en el desierto de Chihuahua.

El agua danza sola
                        ellos desaparecen.
Manchas de sangre en las ventanas
se tiñe de rojo el cielo
reflejo de sus muertos.